Al corregir tesis y trabajos académicos encuentro patrones que se repiten una y otra vez. Son descuidos que restan puntos valiosos, pero que con un poco de atención pueden evitarse. Aquí te presento los más comunes:
1. Frases demasiado largas
Una frase larga exige mucho a la llamada memoria de trabajo y obliga a mantener una atención muy alta. Leer un texto lleno de frase kilométricas (a partir de 25-30 palabras) produce fatiga en el corto plazo, lo que aumenta la probabilidad de perderse en la idea y cometer errores. También es más fácil cometer errores al escribirlas, lo que reduce la lecturabilidad.
Error: “La investigación, que fue realizada entre los meses de enero y abril con la participación de diferentes actores sociales de la comunidad universitaria y con el apoyo de la facultad de psicología, permitió identificar múltiples patrones que serán descritos a lo largo de este documento”.
Solución: Divide por ideas en frases más cortas.
“La investigación se realizó entre enero y abril, con apoyo de la facultad de Psicología, y participaron actores sociales de la comunidad universitaria. Los resultados permitieron identificar múltiples patrones que se describen en este documento”.
2. Abuso de conectores (“el cual”, “el mismo”, “dicho”)
En las frases, los conectores nos ayudan a seguir el hilo de la idea y a no perdernos. Ahora bien, a veces la idea es tan clara que no los precisa. En esos casos, el exceso de conectores, lejos de aclarar, hace farragoso un texto y puede resultar molesto.
Error: “El autor, el cual plantea una perspectiva innovadora, fue citado en la investigación”.
Mejor: “El autor citado en la investigación plantea una perspectiva innovadora”.
3. Mala puntuación
Un texto sin comas o con comas mal puestas dificulta mucho la lectura e incluso puede cambiar el sentido de la frase. No es lo mismo “no como más, niños” que “no como más niños”. Como ves, entre una persona saciada y una antropófaga, solo hay una coma de distancia. Una buena puntuación ajusta el ritmo de lectura y aporta claridad.
Nota: la creencia de que las comas se usan para marcar las pausas en la lectura es falsa.
4. Repeticiones innecesarias
En ocasiones, la repetición de un concepto con otras palabras puede ayudar a mejorar que se comprenda mejor algo que, a priori, es complejo. Sin embargo, cuando se trata de textos escritos, decir lo mismo con diferentes palabras en el mismo párrafo puede cansar al lector y debilitar el argumento. Elige bien cuándo usar este recurso.
5. Citas y referencias erradas o incompletas
La forma es tan importante como el fondo. APA, Chicago o Vancouver no perdonan descuidos ni arbitrariedades. Cuando se trata de normas de referenciación, no hay cabida a la creatividad. Pero, si no estás tan familiarizado con estas normas, a menudo surgen dudas sobre la forma correcta para citar dentro del texto, en nota al pie de página o en la bibliografía final. En internet encuentras muchas guías que te pueden servir y, si no, siempre puedes recurrir a la ayuda de un corrector o correctora.
Ejercicio práctico.
Te propongo algo: revisa una página de tu tesis y subraya las frases con más de 25 palabras. Intenta reescribirlas en dos oraciones más cortas. Recuerda que no se trata solo de poner puntos y escribir la siguiente palabra con mayúscula; a veces tendrás que ajustar la redacción para que ambas oraciones funcionen bien.