¿Por qué tu tesis necesita una corrección profesional?

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Redactar una tesis doctoral, un TFM o un trabajo de grado es una de las tareas más exigentes a las que nos enfrentamos como estudiantes. Supone meses —años, en el caso del doctorado —, de investigación, lecturas, comparaciones, análisis y escritura.  El resultado es un documento que concentra esfuerzo, disciplina y dedicación y, por supuesto, esperamos recibir una nota que lo refleje. ¿Cómo lograrlo? Hay dos detalles que marcan la diferencia entre un trabajo brillante y el resto: la calidad de la escritura y de la redacción.

Investigar no es fácil. Los datos se acumulan de tal manera en la cabeza que empieza a ser difícil cuidar la redacción o la ortografía. La mayoría de las veces, el estudiante llega exhausto al momento de entregar su tesis (“ya me sabe a cacho”, “estoy bloqueada, no sé qué más hacer”, es algo que he oído muy a menudo después de recibir los comentarios de su director o directora de tesis), y ya no le es fácil ver con claridad errores, repeticiones o argumentaciones superfluas que, en otro estado mental, identificaría de manera inmediata. El cansancio acumulado y la familiaridad con el texto juegan en contra: creemos que todo está claro, cuando en realidad el lector externo puede perderse.

Aquí es donde entra la corrección profesional. No te equivoques: no se trata solo de poner tildes o ajustar comas (aunque la corrección de estos aspectos contribuye mucho a la lecturabilidad del documento). Una completa corrección académica revisa aspectos como:

  • Ortografía y gramática: errores que, aunque parezcan pequeños, restan credibilidad y “ensucian” el texto.
  • Estilo y redacción: frases demasiado largas, lenguaje innecesariamente rebuscado, repeticiones o un tono poco adecuado para la academia.
  • Claridad y coherencia: que cada idea fluya de manera lógica, sin ambigüedades.
  • Normas y referencias: aunque las normas más usadas en la academia suelen ser las APA, también hay Vancouver, Chicago… cada institución tiene exigencias formales que deben cumplirse a rajatabla si queremos que nuestro trabajo sea bien calificado.

¿Cómo se vería tu tesis después del trabajo de corrección?

Te lo cuento con un ejemplo. Un párrafo que dice:

“La encuesta fue realizada a 250 personas de la comunidad, las cuales respondieron satisfactoriamente en un tiempo promedio de quince minutos, lo que permitió obtener resultados que posteriormente se analizaron para establecer patrones de consumo”.

Podría transformarse en:

“Se aplicó una encuesta a 250 personas de la comunidad que, en promedio, dedicaron 15 minutos a responderla. El análisis de los resultados nos permitió identificar patrones de consumo”.

El mismo contenido, pero en lenguaje más claro, directo y fácil de leer.

Por si aún tienes dudas de la pertinencia o no de contratar la corrección de tu trabajo académico, me despido con una anécdota. Estaba corrigiendo un artículo académico que mi cliente necesitaba presentar para terminar su especialización y, en una de las reuniones de seguimiento, empecé a leer en voz alta cómo había quedado el texto después de mi intervención. Había leído apenas cuatro o cinco renglones ante la atenta escucha de mi cliente, cuando de pronto exclamó:

—Ay… ¡¡qué bonito!!

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